jueves, 15 de marzo de 2012

POLÍTICA SINDICAL MAGISTERIAL


Urge desmantelar al SNTE
En México urge “descolonizar” la enseñanza, es decir, desmantelar al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), encabezado por Elba Esther Gordillo, afirma el experto en el tema, Carlos Ornelas.
Entrevistado por Excélsior, el doctor en educación por la Universidad de Stanford aseguró que actualmente no se ha dado ni un primer paso para descolonizar la enseñanza y deshacer al SNTE, a pesar de que éste es el principal lastre de la educación.
Asimismo, dijo, Elba Esther Gordillo Morales es sólo una consecuencia de él, ya que únicamente perfeccionó la estructura que crearon sus predecesores al frente del magisterio: Jesús Robles Martínez y Carlos Jonguitud Barrios.
Ornelas, que hoy presenta su libro Educación, colonización y rebeldía: la herencia del pacto Calderón-Gordillo, en el que aborda temas relativos a la problemática de la enseñanza en nuestro país y su relación con el magisterio, aseguró que deshacerse de Elba Esther Gordillo no soluciona el problema educativo que se ha agravado a través de las décadas.
“El primer paso es desmantelar al Sindicato, no quiero decir dejar a los maestros sin derechos laborales o de organización, sino que haya sindicatos libres donde no se les retenga la cuota, donde Hacienda no intervenga para darles esos dineros a los maestros, y que los maestros que quieran pertenecer al sindicato para defender sus derechos laborales y profesionales lo puedan hacer asociándose libremente.
“Descolonizar significa que quienes deben estar al frente de la educación sea gente que conozca el medio, que sean profesionales que lleguen ahí por méritos intelectuales, de trabajo y no por el compadrazgo, el amiguismo, estas relaciones cliente-patrón que Octavio Paz define muy bien en Pequeña crónica de grandes días”, explicó.
El experto en educación describe en su libro la forma de actuar de las “camarillas”, las cuales, afirma, se benefician del sector público: tienen un jefe que distribuye posiciones conseguidas de los gobernantes a cambio de lealtad, lo que permite crecer con cierto culto a la personalidad del caudillo o cacique corrompiendo las relaciones de trabajo dentro del sector educativo.
Fernando González, yerno de Elba Esther Gordillo, y quien fue subsecretario de Educación Básica, ejemplificó Ornelas, “es miembro distinguido de la camarilla”, ya que actuó plenamente al servicio de su suegra.
Hay poco interés del gobierno
Para Carlos Ornelas, también profesor de educación y comunicación en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), la prioridad del presidente Felipe Calderón Hinojosa no ha sido la enseñanza.
Tan no le interesa el tema educativo, aseveró, que ni siquiera ha nombrado a un secretario de Educación Pública para sustituir a Alonso Lujambio, quien se atiende por cáncer en Estados Unidos.
Ornelas no cree que el titular del Poder Ejecutivo lo vaya a hacer, por la problemática que traería en la estructura de la SEP, a tan poco tiempo de que finalice su administración.
Cabe recordar que actualmente, Rodolfo Tuirán, subsecretario de Educación Superior se mantiene como el encargado del despacho de la SEP en ausencia de Lujambio Irazábal. Sin embargo, el Presidente ha hablado de él como el “secretario en funciones” en eventos públicos.
Por otra parte, el doctor Ornelas criticó que el propio Ejecutivo federal “se dejó tranzar” con la Alianza por la Calidad de la Educación ya que, señaló, ésta se encuentra enterrada.
Lo anterior, aunado a la prioridad que la administración de Calderón dio a la lucha contra el crimen organizado, misma que derivó en que las deficiencias en la enseñanza no hayan podido dejar de ser graves durante este sexenio.
“Él (Calderón Hinojosa) tiene la fijación, la prioridad de la lucha contra el crimen organizado, lo cual no está mal, lo que pasa es que es sólo una causa la que abraza, y el que mucho aprieta poco abarca.
“Él quiso enfocarse en esta sola causa y no abarcó lo demás cuando es su obligación constitucional ponerle atención a todo”, advirtió.
Lo peor, detalló, es que lo que se puede hacer en lo que resta de la presente administración en materia educativa “es muy poco”, ya que a pesar de las buenas intenciones de las autoridades de la Educación Pública, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación continúa manteniendo el poder.
De hecho, el doctor Ornelas se refirió a la consigna de la lideresa del sindicato magisterial a Felipe Calderón de “nada en contra de nosotros” hecha en marzo de 2007, quien compró, a decir de Ornelas, además de la deuda electoral de 2006, la perspectiva de que era mejor pactar con el SNTE que fracasar si se enfrentaba a Elba Esther.
“No solamente es la SEP, también son las secretarías de Educación de los estados; sigue siendo el SNTE quien está gobernando la educación básica y este gobierno implica todo lo que tenga que ver con los maestros”, sentenció.
Panorama electoral
A pregunta expresa sobre los aspirantes a la Presidencia de la República, Carlos Ornelas señaló que de los candidatos a Los Pinos, Elba Esther Gordillo se acerca más al abanderado del Partido Revolucionario Institucional (PRI) Enrique Peña Nieto.
Señaló que Gordillo Morales detesta a la panista Josefina Vázquez Mota, y en sus mensajes o entrevistas a Andrés Manuel López Obrador (PRD-PT-MC) y a Gabriel Quadri (Panal) ni siquiera los menciona.
“Ahora, (sobre) Peña Nieto, creo que ya evaluó qué tanto le conviene la cercanía, porque Elba Esther se hizo de muchos enemigos dentro del PRI; hay un grupo importante de principales del PRI que la ven con muy malos ojos.”
Además, el doctor en educación por la Universidad de Stanford descartó algún rompimiento entre Enrique Peña Nieto y Elba Esther Gordillo previo a las elecciones de julio de este año.
El libro Educación, colonización y rebeldía: la herencia del pacto Calderón-Gordillo se presenta hoy a las siete de la tarde en el foro Librería Siglo XXI, ubicado en Cerro del Agua 248, en Copilco.
Herencia no es destino
Fragmentos del capítulo 8 del libro de Carlos Ornelas, Educación, colonización y rebeldía: la herencia del pacto Calderón-Gordillo
En esencia, la ACE es una reforma placebo. No obstante, debido a su engendro, la inyección de retórica política, buenas dosis de propaganda y el gobierno le aportó recursos fiscales, era axiomático que la ACE tendría consecuencias. Mas no fueron las que se anunciaron de mejorar la calidad e impulsar una transformación del sistema educativo. En los juegos del poder hubo ganadores y perdedores. Más todavía si se toma en cuenta que detrás de la ACE se fecundaba la ilusión de un compromiso electoral de largo aliento.
Parece que el presidente Calderón pensó en ofrecer a la jefa del SNTE los incentivos tradicionales de otorgarle recursos, puestos para repartir y ampliar sus dominios coloniales a cambio del Concurso y la reforma a la Carrera magisterial y, más allá de la ACE, perfilar una alianza electoral y, de ser posible, en el Congreso, con el Panal, con el fin de fortalecer al PAN y su agenda de reformas legales. Pero le falló el cálculo y no supo encontrar el timing apropiado. El Presidente abandonó la doctrina que pregonaba, que tiene raíces históricas y consistencia ideológica, en aras de un pragmatismo prosaico para ganar elecciones. Práctica que fue más allá al promover, incluso inspirar, pactos electorales con los partidos de la izquierda que no lo reconocían, para ellos era el espurio. Asunto que le funcionó al Presidente en varios estados en las elecciones de 2010 —aunque con candidatos que habían desertado del PRI.
En cambio, la señora Gordillo, por la vía del Panal, fue una ganadora neta; amplió su ámbito de colonización, aun en estados donde apostó contra los gobernadores que ganaron elecciones. El Panal obtuvo 333 presidencias municipales en alianza con partidos de todos los colores, cuatro por sí solo, 39 diputados locales y ganó con nueve candidatos a gobernador que apoyó en coalición con otros partidos. Pero lo más valioso para ese grupo es que pudo colocar sus fichas en las secretarías de educación estatales. En cinco de ellas al titular y en las demás al subsecretario o director general, dependiendo de la estructura formal, en cargo de la educación básica. Ellos son los guardianes de la jaula de hierro de la burocracia educativa.
Más allá de las intenciones electorales, se puede especular sobre las razones que el presidente Calderón tuvo para pactar con una cacique que carece de prestigio y calidad moral; además de representar lo contrario a los valores democráticos que el PAN postuló por décadas. Victoria Murillo ofrece una explicación meritoria del porqué los gobiernos que provienen de partidos de oposición no se atreven —al menos en plazo corto— a modificar pactos con —y limitar la acción de— los dirigentes corporativos: puede ser más arriesgado buscar entre sus opositores el reemplazo de líderes de sindicatos poderosos. Los acicates para ponerles límites o promover la competencia entre los sindicatos (un guiño a la CNTE u otros grupos disidentes, por ejemplo), no recompensarían los quebrantos políticos que un gobierno débil pudiera tener. 
No es fácil explicar por qué Gordillo se embarcó en la ACE, al menos en la parte que ponía en riesgo uno de los mecanismos que le permitían mantener el control sobre los secretarios seccionales, pues ellos junto con los maestros que se retiran, son quienes se benefician de la venta de plazas. Una conjetura que esbozaron algunos de los observadores optimistas de la ACE puede ofrecer pistas. Ante tanta crítica, el SNTE y Gordillo misma necesitaban “lavarse la cara”, por eso firmó la ACE, acaso pensando que luego podría hacer que los concursos durmieran el sueño de los justos; las posiciones de sus validos en la Comisión rectora lo confirman. Sin embargo, al comienzo de la ACE le falló la apuesta: no contó con la tenacidad de la secretaria Vázquez Mota, pero luego convenció al presidente Calderón de quitarla de su camino.
Cierto, el gobierno del presidente Felipe Calderón heredó las reglas del juego corporativo, pero también es quien más prebendas le ha otorgado a la dirigencia sindical en un plazo breve; acaso eso lo marque para la historia de la educación de este país. El concurso parecía una de las pocas fichas que el SNTE soltaba a cambio de los beneficios recibidos. Pero no la cedió sin antes poner un sinfín de trabas a pesar de que era una de las piezas clave de la ACE. Las negociaciones arduas por la participación de las autoridades estatales –muchas de ellas colonizadas por la fuerza del SNTE–, la defensa de los intereses particulares que hicieron los líderes de las secciones locales (las ganancias que obtienen por la venta y herencia de plazas) y la resistencia a perder mecanismos de control clientelar, muestran que el sindicato siempre trató de dar marcha atrás, aunque su presidenta, Elba Esther Gordillo, se pavoneara como la campeona de los concursos de oposición.
Con la ACE perdieron México, los estudiantes, los padres de familia y la sociedad entera. El gobierno de Felipe Calderón y él mismo dilapidó el escaso capital político que pudieron haber acumulado. Su gobierno será recordado como uno que quiso apretar mucho en un tema, la guerra contra el crimen organizado, pero su abrazo a otras causas fue débil, claudicante y pragmático en demasía. No es que se quiera un presidente filósofo, pero sí uno con ciertas cualidades intelectuales que le dé calidad a la política. Felipe Calderón abandonó su origen; echó a un lado la ideología, el carácter y el cuerpo doctrinario del Partido Acción Nacional en aras de alianzas electorales con el fin de mantener el poder para su partido, pero la falta de solidez intelectual nubló su perspectiva. Su alianza con la señora Gordillo no le redituó ganancia alguna al Presidente y en cambio satisfizo las ansias colonizadoras del grupo hegemónico del sindicato y le entregó el gobierno de la educación básica. ¡A Felipe Calderón la historia se lo 
cobrará!
Gobernadores, senadores, diputados y un rango amplio de políticos le temen a la señora Gordillo, no desean ser blanco de sus inquinas. Ya demostró su capacidad depredadora en el asunto de Roberto Madrazo, en las elecciones de 2006, cuando le sentenció que como “enemiga soy perfecta”. Altos funcionarios tiemblan en su presencia, otros la adulan, nadie la contradice en persona, el miedo al castigo los domina. Tiene a periodistas y comunicadores de varios calibres que beben de su mano y una red extraordinaria de protección de camarillas menores a quienes les permite trapacerías a cambio de lealtad. Muchos de sus vicarios le guardan fervor por temor a ser excluidos. En la educación básica de México ella ejerce el poder, el secretario de Educación Pública y demás funcionarios, si acaso, sólo tienen autoridad.
En suma, la ACE sólo proveyó legitimidad transitoria al gobierno y a la corriente hegemónica del SNTE, el efecto placebo terminó muy pronto. La herencia del pacto Calderón-Gordillo, sus consecuencias perversas, sin embargo, pueden ser de plazo largo si el poder del Estado no actúa para revertirlas.

Nota:
El Dr. Carlos Ornelas es profesor de Educación y Comunicación en la Universidad Autónoma Metropolitana, Xochimilco. Ha sido profesor en las universidades Juárez de Durango y Nacional Autónoma de México; profesor visitante en el Centro de Investigación y Docencia Económicas, el Tecnológico de Monterrey y la Universidad Iberoamericana, Fulbrigth Scholar y profesor visitante en la Escuela de Graduados en Educación de la Universidad de Harvard. En 2008-2009 fue profesor visitante de Educación Comparada e Internacional en el Teachers College de la Universidad de Columbia. Obtuvo el doctorado en educación por la Universidad de Stanford.
Es autor de Política, poder y pupitres: crítica al nuevo federalismo educativo (México: Siglo Veintiuno Editores, 2008); El sistema educativo mexicano: la transición de fin de siglo (México, Fondo de Cultura Económica,1995; décima reimpresión, 2006),editor de Buenas prácticas de educación básica en América latina (México: Instituto Latinoamericano de la Comunicación Educativa, 2005), otros ocho libros, 36 capítulos en obras colectivas y 30 artículos en revistas especializadas (en español, inglés y francés). Es editorialista de Excélsior. Participa con frecuencia en reuniones académicas nacionales e internacionales. Su área investigación es la política educativa. Su trabajo versa sobre descentralización, federalismo, asuntos sindicales, educación superior, equidad, justicia y libertad. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores, del Consejo Mexicano de Investigación Educativa y de la Comparative and International Education Society. Obtuvo el premio G. W. Walker, por el mejor artículo de investigación del año 2000, de la MCB University Press de Inglaterra. La Universidad Autónoma Metropolitana le ha otorgado el Estímulo a la Docencia y la Investigación en el más alto nivel en nueve ocasiones. Su participación en el Congreso será el día 18 de febrero a las 8:30 am. Contaremos con su presencia durante el evento y su buena disposición para orientarnos en este entramado dificil que es la educación.

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